martes, 6 de julio de 2010

Banderas no, por favor

Me sorprende cómo puede no entenderse el que haya lugares y personas que no compartan el amor por la bandera de España.

En primer lugar, quiero dejar claro que el fútbol no me interesa lo más mínimo y que soy madrileña, nacida en La Latina.

Mi alergia por las banderas es generalizada, pero si tengo que elegir una con la que no me siento para nada identificada, esa es la bandera que se impuso a la mitad de eso que llamamos España. Me parece más que evidente que la identidad no se puede imponer, como no se puede imponer el amor.

No, la bandera roja y gualda no nos identifica a todos. Pero, además, es que no quiero ser acorralada en una identidad, limitada a una nación, a una bandera, ni siquiera a un ideal. Esas delimitaciones son las que provocan la discrepancia, el conflicto y hasta las guerras. Como dice A. Levi, “Cuando podamos vernos por encima de las fronteras, de mi nacionalidad o de la superioridad a las que se nos entrenan desde niños, podremos relacionarnos desde la esencia real.”

Dicho esto, he de confesar que salté de alegría en el sofá cuando España metió su gol a Paraguay. Menuda contradicción, pensaréis. Me alegré, simple y llanamente, por los familiares, vecinos, amigos y compañeros que cuelgan su bandera con la ilusión de ganar. Pero también me apené cuando vi llorar a los vencidos.

Por otra parte (perdonad la frivolidad), ¿de verdad no la encontráis antiestética?

Este post es una reflexión derivada de la entrada de Mercedes Pinto en Pienso, luego escribo, titulada Ni una bandera

2 comentarios:

  1. Te he leído en el blog de Mercedes y me ha gustado. Aiiiii, tienes tantos blogs que me armo un lío. ¿Cuál de ellos es el que más actualizas? ¿Cuál sigo para conocerte? No sé si sabes mi correo: ramon.eastriver@gmail.com
    Te voy siguiendo, cuando me aclare.

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  2. Este tema que has presentado da lugar a profundas reflexiones.
    Soy española aunque vivo en Argentina. Pero cuando veo "mi" bandera surge algo en mi interior que no puedo manejar .Algo que tiene que ver con la emoción, el amor , las raíces,la sangre , la esencia.
    Te comento una breve anécdota que presencié hace algún tiempo.Estaba haciendo cola para llegar al cajero en un banco.En un costado a la entrada , estaba la bandera de Italia.Un señor muy compuesto , después de hacer sus trámites , saliendo hacia la calle , tropezó con ella : la miró , la acarició , se arrodilló y luego la besó como algo sagrado.
    Tienes razón: la identidad no se puede imponer , como no se puede imponer el amor.
    Surge espontáneamente.

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Te escucho atentamente, dime qué piensas.